jueves, 28 de octubre de 2010

Aún en los días más felices,
tu recuerdo me persigue como un fantasma,
que colma de ironía mi risa,
que acompaña y celebra mis tristezas,
carente de dicha,
no hace más que intentar devolverme una ilusión,
que hoy conforma una horda de fantasmas memoriales,
un ejército de recuerdos,
que luchan contra mí,
y sin embargo va perdiendo la batalla
pero no la guerra,
minuto a minuto,
como una interminable agonía de palabras suaves pero agresivas,
que traen a mí el recuerdo de tu sonrisa,
una vez más,
que quizá sea lo único que nunca pueda olvidar,
como una vieja placa de bronce,
en honor a alguna vieja historia,
una fábula de mi ex realidad.

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